21 sept 2024

A Tale of Two Titties, por Meg Vondriska

A Tale of Two Titties: A Writer's Guide to Conquering the Most Sexist Tropes in Literary History
Meg Vondriska
2024
No Ficción 

From the brilliantly funny (and rightfully furious) creator of viral Men Write Women Twitter account.
Let's face it, women's representation in literature really sucks. And that's mostly because of the male authors who write female characters like they're nothing more than playthings in their stories. Wether they have breast like ripe peaches or curves like a racetrack, the literaty ladies gracing the pages of betselling books rarely serve purpose beyond supporting a male character (or giving him something to fantasize about). But what are you supposed to do about it if you can't even get a foot (or, I guees, a boob) in the door? You beat them at their own game. In this hilarious yet incisive guide, you'll learn how to write women just like a betselling author -sterotypes, tropes, objectification, and all -so you can start dismanting the system from the inside. With thoughful literary analysis, interactive ecercises, and commentary that perfectly straddles the line between satirical hilarity and righteous indignation, A Tale of Two Titties is both an illuminating study of women's representation in literature and an absurd (yet accurate) guide to writing through the male gaze.
MI OPINIÓN
    En julio colocaba este libro como una de las novedades que más me gustaría leer para el mes. Por fortuna, tuve la oportunidad de obtenerla vía NetGalley (en un muy horrible formato PDF, pero no todo en la vida puede ser perfecto) y tal y como esperaba, me la devoré en cuestión de un par de horas, hazaña en la que participó que el libro sea bastante corto y que la mitad del mismo sean ejercicios prácticos para aprender a escribir mujeres desde la perspectiva de un autor betseller masculino.
    Meg Vondriska es una influencer de X (anteriormente Twitter) que se dedica a demostrar que los autores masculinos están obsesionados con presentar los cuerpos y las personalidades de las mujeres como si fueran personajes caricaturescos cuyo único atractivo es el sexo. En su cuenta habla de autores un poco antiguos, en cuyo caso puedo entender que, por una diferencia de época, y por tanto de cultura, sus opiniones fuesen más misóginas; pero también habla de autores contemporáneos como Stephen King (que para nadie será una sorpresa) y George R.R. Martín (que me tomó por sorpresa). SU CUENTA DE TWITTER tiene más de 70K seguidores que disfrutan la forma sarcástica en la que responde a las lecturas: 
(Abrir para ver mejor)
    Para mí este ha sido un libro complicado de leer por el contenido en sí mismo, que lejos de parecerme tan gracioso como la autora dice que pretendía, se me figura una crítica pura y realista, lo que siempre logra incomodar un poco, porque vivimos en contextos que nos hablan de lo calladas y sumisas que debemos ser. Esta obra, que sin ser la mejor sobre el tema, se siente como un grito en el cielo, desestabiliza esa zona confortable en la que, por lo regular hacemos ojos y oídos sordos a todos los comportamientos reprochables, solo porque así ha sido toda la vida y aprendemos a vivir con ello. Si bien hoy en día se alza la voz en sociedad, todavía pareciera que tenemos una venda para muchas de las situaciones problemáticas que escriben los autores y no sabría decir si eso es porque estamos tan familiarizados con estas formas que ya simplemente las saltamos a favor de seguir leyendo la trama o si de buenas a primeras ni siquiera las notamos.
    Con sinceridad, no imagino a alguien que pueda venir a reírse de lo que está escrito entre las páginas de esta obra (bueno, sí. Quizás algún que otro grupito que quiera desestimar, como suele ser habitual, las experiencias femeninas), porque, aunque sí que hay exageraciones que pretenden ser cómicas, una como mujer, que vive estas situaciones y que ha sentido la impotencia de ser fetichizada solo por existir (porque no necesitamos hacer algo especial para ser miradas como un objeto sexual), solo puede sentir rabia, pues las exageraciones no lo son tanto si le preguntamos a algunas. Así que cuando hablaba de cómo los autores utilizan las representaciones de la violación, yo estaba demasiado indignada. Como mujeres, tenemos interiorizado que una de las peores cosas que nos puede pasar es que nos violen (en mi caso, es la peor), pero al mismo tiempo la sociedad nos enseña que no debemos tomar represalias contra los hombres, porque debemos ser domésticas y dóciles para ellos. Las experiencias de una mujer con la violación pueden ser muy distintas, algunas reaccionarán, otras no, por miedo a que además se les mate; pero para los autores masculinos pareciera que una mujer solo puede alcanzar su fuerza y obtener el derecho de aprobación de sus protagonistas hombres luego de sufrir una violación. De tantas formas que las mujeres podemos ser poderosas, pero a ellos solo se les ocurre esa... Cada vez que leo sobre esto me enoja un poco más. La ligereza con la que se toma, como si no fuera una huella que puede dejar consecuencias en la vida femenina, me sulfura. 
    El libro toca bastantes temas, a través de tropos podemos ver estas representaciones femeninas como lo haría uno de estos hombres famosos: como meros objetos sexuales. En donde toda clase de mujer, excepto una esposa (porque estas ya fueron usadas y domadas) tiene un sex appeal tan alto que, sin importar quién sea, a qué se dedique, su edad o rasgos, lo primero que va a ser notado en ellas serán sus pechos y la forma en que atrevidamente pretenden seducir a los hombres aunque estén sentadas en una esquina en su pijama más fofa, porque ellas saben que pasar las páginas de un libro con el dedo índice es una señal poco sútil de que necesitan un hombre en sus vidas. Un poco así.
    En lo general, concuerdo bastante con la autora, aunque quizás en algunos aspectos diferimos un poco. Uno de ellos es que tacha el termino girlboss, como uno que no debería usarse, desde que tampoco hay distinciones para boyboss. Y yo entiendo de dónde viene, pero también me parece importante que se resignifiquen los usos de las palabras. Para mí girlboss tiene el mismo feeling que poetiza. Sabemos que los hombres solían llamar poetizas a las poetas para minimizar sus escritos; sin embargo, muchas decidieron adoptar la palabra, hacerla propia y demostrar que una poetiza escribe tan bien e incluso mucho mejor que infinidad de hombres con el ego en el cielo. Así que, si los hombres pretenden rebajar y hacer nuestro trabajo más difícil solo al usar un término, voy a resignificar todo lo que se me atraviese.
    Con esto no pretendo decir (y no creo que Vondriska quisiera implicarlo, tampoco) que estos escritores sean misóginos per se, sino que quizás están repitiendo fórmulas del inconsciente colectivo que nos ha acompañado por siglos. Lo único que podría decirse con seguridad es que necesitamos, todos, los escritores, sentarnos a pensar qué clase de contenido estamos divulgando en nuestras historias, porque perpetuar ideas machistas, cosificar a la mujer en cada oportunidad e inventar cuanta forma ridícula puedan para hablar de sus cuerpos como si fueran objetos y no personas, deja mucho que desear.
    Sin ser el mejor libro sobre el tema, no me importaría recomendar.

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3 comentarios:

  1. Hola :)
    El tema de este libro es desde luego, muy interesante. Me lo apunto
    Besos

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  2. Excelente sugestão! Obrigada pela partilha!

    Beijos e Abraços,

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  3. ¡Hola! Parece un tema interesante y lo has expuesto muy bien.
    Gracias por la reseña.
    Un saludo.

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