5 oct 2024

Camp Damascus, por Chuck Tingle

Camp Damascus
Chuck Tingle
2023
Horror | Thriller 

From the brilliantly funny (and rightfully furious) creator of viral Men Write Women Twitter account.
Let's face it, women's representation in literature really sucks. And that's mostly because of the male authors who write female characters like they're nothing more than playthings in their stories. Wether they have breast like ripe peaches or curves like a racetrack, the literaty ladies gracing the pages of betselling books rarely serve purpose beyond supporting a male character (or giving him something to fantasize about). But what are you supposed to do about it if you can't even get a foot (or, I guees, a boob) in the door? You beat them at their own game. In this hilarious yet incisive guide, you'll learn how to write women just like a betselling author -sterotypes, tropes, objectification, and all -so you can start dismanting the system from the inside. With thoughful literary analysis, interactive ecercises, and commentary that perfectly straddles the line between satirical hilarity and righteous indignation, A Tale of Two Titties is both an illuminating study of women's representation in literature and an absurd (yet accurate) guide to writing through the male gaze.
MI OPINIÓN
    Me encanta cómo octubre llega con mi opinión sobre un libro de terror, porque el mood es por completo el correcto. Su servidora ama Halloween y ama esta parte terrorífica de la fantasía, por lo que la fecha no puede caerme mejor.
    Me gustaría hablar un poco sobre Chuck Tingle, aunque suelo evitar hablar de autores porque soy de las que considera que, a menos que sea no ficción, la muerte del autor al momento de leer una obra es necesaria y provechosa para crear ideas propias. Sin embargo, no quiero hablar de él por su experiencia de vida (aunque de alguna forma lo es), sino por sus obras anteriores. Chuck es conocido en el mundo literario (el angloparlante, sobre todo) porque se dedica a escribir parodias LGBTQ+. Es como si ese mundo en el que las almohadas, los pomos de la puerta e incluso tenedores (elementos que se ven en novelas cortas de literatura heterosexual erótica con monstruos), se trasportaran a parejas diversas. Con títulos como La maga trans Harriet Porber y el chico malo ParasaurolophusGolpeado en el trasero por mi propio traseroGolpeado en el trasero por el intento de Domald Tromp de evitar acusaciones de plagio al eliminar todos los hechos o planes concretos de su discurso en la Convención Nacional Republicana, una no se esperaría que este autor escribiera una obra de body horror y mucho menos que en realidad tuviera una trama tan consistente. De hecho, de haber sabido con anterioridad quién era Chuck Tingle, ni siquiera le hubiese dedicado un segundo pensamiento antes de negarme a leerlo. A lo que voy con esto es que, a veces podemos dejar pasar obras interesantes por el solo hecho de que pertenecen a las personas menos probables. Al menos esta tenía una portada interesante y, como he dicho en repetidas ocasiones, soy bastante superficial.
    Ahora sí, a la trama. Nuestra protagonista es Rose, una chica en sus veinte que pertenece a una comunidad altamente religiosa. Un día, mientras está, junto a otros compañeros, saltando al lago, Rose alcanza a ver a una mujer a lo lejos. Una mujer realmente escalofriante, para añadir, ya que su sonrisa es demasiado larga y afilada, sus ojos son blanco y sin pupilas, además solo ella parece poder verla. Convencida de que no es nada más que su imaginación, Rose lo deja pasar, hasta que esa misma noche la misma mujer le ataca mientras se encuentra en casa, así que ya no es solo un producto de su imaginación, es un ente tangible, que está provocándola. Un demonio.
    Mientras investiga sobre la mujer que la persigue, Rose se da cuenta de que parece que ella fue enviada al Campamento Damascus, un centro de conversión para jóvenes homosexuales, el cual aseguran que es el más efectivo. Aunque no logra recordar nada de lo acontecido y ni siquiera recuerda ser lesbiana, su hipótesis parece ser la correcta, ya que la mujer solo aparece cuando empieza a mostrar interés y dedicarles pensamientos a otras chicas. 
    La vida, por supuesto, sería mucho más fácil si ella se centrara en conseguir un novio; pero la vida nunca ha sido sencilla y, dado que no escogemos de quién nos enamoramos, pero sí luchar por nuestra libertad y deseos, Rose está más que dispuesta a encontrar a esa adorable chica con la que sigue soñando y la cual hace que el demonio que la persigue se enloquezca.
    Además de ser perteneciente a la comunidad LGBTQ+, Rose también es una protagonista neuro diversa, aspecto que, si bien no define toda su personalidad, está lo suficientemente presente a lo largo de la trama para que se sienta real y no solo un intento de dar profundidad y matices en vano. Es un personaje analítico, cosa que está prohibida en su comunidad, donde buscar respuestas más allá de Dios está mal visto, por lo que toda su investigación sobre el demonio que la persigue se hace a espalda de sus padres y la lleva a cometer unos cuantos crímenes en favor de la verdad. Eso sí, me quedó corta en cuestión de ambiciones a futuro, pues si tenía alguna, no la recuerdo. Y vamos, este no es un mundo fantástico en el que puedes vivir del aire, por lo que saber qué quiere hacer con su vida, o cuando menos tener problemas con qué va a ser de su vida, debería ser algo normal. No nos olvidemos que tiene veinte años. 
    Los personajes secundarios no tienen demasiada relevancia. Sí, aparecen; aunque sí, su única función es que hacen cosas a favor o en contra de los propósitos de la protagonista, pero la mayor parte de la historia su lucha es una lucha interna, para redescubrirse a sí misma y lo que pudo haber sido de ella en el pasado, por lo que lo natural es que el mayor peso de las acciones recaiga sobre Rose. Si ustedes odian la introspección eterna tanto como yo, no se preocupen; aunque hay de eso, la historia no se queda allí estancada. Como dije, las dudas que Rose tiene sobre sí misma tienen mucho peso, pero su curiosidad innata la lleva a tomar cartas en el asunto en cada paso del camino.
    Eso sí, me he llevado un poco un chasco con las relaciones familiares. Siento que los padres de Rose, a pesar de no ser perfectos y de tener muchos asuntos por los que se les puede juzgar y repudiar, se esfuerzan por comprender a su hija y hacen todo lo que está en sus manos por protegerla. Es evidente desde el principio que ellos saben qué le sucede y aunque esto nos genera un distanciamiento de ellos y que dudemos en cada paso del camino sobre lo que hacen, también considero que son personajes complejos y que tenían mucho que ofrecer a la historia si hubieran seguido presentes, en el momento en que Rose se entera de todo, bajo ciertas circunstancias se aleja de ellos, para encontrar su propio camino en el que descubre lo que ella considera su familia encontrada. El tropo de la familia encontrada es uno de mis favoritos; sin embargo, siento que, a favor de crearlo en este contexto, a la familia biológica de Rose se les imputaron cargos que no les correspondían
"You are as you're supposed to be. I shouldn't have questioned that. If there was ever perfection in this world, it would be you."
("Eres como se supone que debes ser. No debería haber cuestionado eso. Si alguna vez hubo perfección en este mundo, serías tú.")
    Una de esas cosas es cuando, casi por el final, Rose nos revela que, dado su autismo, ella hace ciertos ruiditos con los dedos al pensar. Comenta que a sus padres eso solía molestarles mucho, pero que está agradecida de que a su nueva familia eso no les importa, sino que lo ven como una característica suya que aprecian. Sin embargo, una gran parte de la historia, Rose la pasa junto a su familia y ella ni hace ruidos con sus dedos ni sus padres parecen molestos por alguna de sus actitudes y manías.
    Si algo se les puede criticar a los padres (que admito, no es algo menor) es ser homofóbicos y lo que hicieron debido a esa homofobia. Pero es que yo incluso les entiendo un poco, están prácticamente en una secta y si algo nos ha enseñado la historia es que esos son lavados de cerebro bastante considerables, que, si el líder de la secta les dice que se maten o a uno de sus hijos, lo van a hacer. Y, sin embargo, todavía se puede ver cómo quieren protegerla, no solo de lo que consideran su enfermedad, sino también de las personas de la congregación.
    En cuanto a la familia encontrada, no pude sentirla. Quizás porque el tiempo que convive con ellos es muy corto y está lleno de muchas otras cosas que sentí más apremiantes que crear un vínculo que se sintiese genuino, quizás porque, aunque estas personas se conocen, todas están amnésicas y quieren aferrarse a un pasado que ni ellas recuerdan ni los mismos lectores apreciamos a lo largo de la historia. Para la perspectiva de Tingle como autor que conoce por completo su obra puedo entender cómo esto pudo funcionar mucho mejor, pero para la perspectiva lectora, en donde se nos muestran solo fragmentos de los acontecimientos, falta una atadura entre todos ellos que no sea vamos a acabar con los demonios, porque, aunque sea chévere y entretenido, no denota más que una relación circunstancial. 
    Para hacer una analogía sobre cómo se siente leer esta historia vamos a utilizar la trillada montaña rusa. El misterio y el horror corporal van de la mano durante la primera mitad y hacen un trabajo excelente creando una atmósfera de tensión e incertidumbre, en donde puedes sentir que un demonio puede salir de la esquina y agarrarte solo porque piensas diferente a lo que la sociedad dictamina, la duda de la protagonista sumada a su estado amnésico hace que el lector se pregunte si podría estar viviendo la misma situación, escudriñando en las sombras por si se ve algo raro. Apuesto a que, si hacen parte de una familia altamente religiosa, este sentimiento solo puede ser más palpable. 
    El autor, siendo quien es, también añade ciertas notas de humor a la historia, pero no es tan notorio a menos que le estén prestando atención o tengan el humor ridículo que al parecer Tingle y yo compartimos.
    Hasta aquí fue la subida. Una vez en la cúspide de toda esta tensión, no le queda más remedio que bajar, justo en todaaa la segunda mitad. Una lástima. Pero es que la prota, con todo su ingenio, descubre qué debe hacer demasiado fácil y demasiado temprano en la trama, por lo que, hacia el final, ya no hay mucho que sea interesante de verdad. En lo personal, a partir del 60% me quedé leyendo más porque faltaba menos de la mitad para terminarse que porque me interesara lo que estaba sucediendo y siento que ese es el error que tiene la historia, apresurarse demasiado. Tenía tiempo para hacer las cosas y muchísimo espacio, porque la historia no alcanza ni las trescientas páginas. Todo lo que sucedió pudo hacerse, alargando un poco más las cosas, lo que también hubiera servido para potenciar esa familia encontrada de la que el autor habló, pero que no se sintió.
    La considero una historia interesante, bastante madura y que toca temas interesantes de una forma innovadora (a veces un poco cómica), pero a la misma le faltó desarrollo. Cien páginas, incluso cincuenta páginas, hubieran hecho una diferencia considerable en el producto final, que per se no es malo, solo un poco abrupto.

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21 sept 2024

A Tale of Two Titties, por Meg Vondriska

A Tale of Two Titties: A Writer's Guide to Conquering the Most Sexist Tropes in Literary History
Meg Vondriska
2024
No Ficción 

From the brilliantly funny (and rightfully furious) creator of viral Men Write Women Twitter account.
Let's face it, women's representation in literature really sucks. And that's mostly because of the male authors who write female characters like they're nothing more than playthings in their stories. Wether they have breast like ripe peaches or curves like a racetrack, the literaty ladies gracing the pages of betselling books rarely serve purpose beyond supporting a male character (or giving him something to fantasize about). But what are you supposed to do about it if you can't even get a foot (or, I guees, a boob) in the door? You beat them at their own game. In this hilarious yet incisive guide, you'll learn how to write women just like a betselling author -sterotypes, tropes, objectification, and all -so you can start dismanting the system from the inside. With thoughful literary analysis, interactive ecercises, and commentary that perfectly straddles the line between satirical hilarity and righteous indignation, A Tale of Two Titties is both an illuminating study of women's representation in literature and an absurd (yet accurate) guide to writing through the male gaze.
MI OPINIÓN
    En julio colocaba este libro como una de las novedades que más me gustaría leer para el mes. Por fortuna, tuve la oportunidad de obtenerla vía NetGalley (en un muy horrible formato PDF, pero no todo en la vida puede ser perfecto) y tal y como esperaba, me la devoré en cuestión de un par de horas, hazaña en la que participó que el libro sea bastante corto y que la mitad del mismo sean ejercicios prácticos para aprender a escribir mujeres desde la perspectiva de un autor betseller masculino.
    Meg Vondriska es una influencer de X (anteriormente Twitter) que se dedica a demostrar que los autores masculinos están obsesionados con presentar los cuerpos y las personalidades de las mujeres como si fueran personajes caricaturescos cuyo único atractivo es el sexo. En su cuenta habla de autores un poco antiguos, en cuyo caso puedo entender que, por una diferencia de época, y por tanto de cultura, sus opiniones fuesen más misóginas; pero también habla de autores contemporáneos como Stephen King (que para nadie será una sorpresa) y George R.R. Martín (que me tomó por sorpresa). SU CUENTA DE TWITTER tiene más de 70K seguidores que disfrutan la forma sarcástica en la que responde a las lecturas: 
(Abrir para ver mejor)
    Para mí este ha sido un libro complicado de leer por el contenido en sí mismo, que lejos de parecerme tan gracioso como la autora dice que pretendía, se me figura una crítica pura y realista, lo que siempre logra incomodar un poco, porque vivimos en contextos que nos hablan de lo calladas y sumisas que debemos ser. Esta obra, que sin ser la mejor sobre el tema, se siente como un grito en el cielo, desestabiliza esa zona confortable en la que, por lo regular hacemos ojos y oídos sordos a todos los comportamientos reprochables, solo porque así ha sido toda la vida y aprendemos a vivir con ello. Si bien hoy en día se alza la voz en sociedad, todavía pareciera que tenemos una venda para muchas de las situaciones problemáticas que escriben los autores y no sabría decir si eso es porque estamos tan familiarizados con estas formas que ya simplemente las saltamos a favor de seguir leyendo la trama o si de buenas a primeras ni siquiera las notamos.
    Con sinceridad, no imagino a alguien que pueda venir a reírse de lo que está escrito entre las páginas de esta obra (bueno, sí. Quizás algún que otro grupito que quiera desestimar, como suele ser habitual, las experiencias femeninas), porque, aunque sí que hay exageraciones que pretenden ser cómicas, una como mujer, que vive estas situaciones y que ha sentido la impotencia de ser fetichizada solo por existir (porque no necesitamos hacer algo especial para ser miradas como un objeto sexual), solo puede sentir rabia, pues las exageraciones no lo son tanto si le preguntamos a algunas. Así que cuando hablaba de cómo los autores utilizan las representaciones de la violación, yo estaba demasiado indignada. Como mujeres, tenemos interiorizado que una de las peores cosas que nos puede pasar es que nos violen (en mi caso, es la peor), pero al mismo tiempo la sociedad nos enseña que no debemos tomar represalias contra los hombres, porque debemos ser domésticas y dóciles para ellos. Las experiencias de una mujer con la violación pueden ser muy distintas, algunas reaccionarán, otras no, por miedo a que además se les mate; pero para los autores masculinos pareciera que una mujer solo puede alcanzar su fuerza y obtener el derecho de aprobación de sus protagonistas hombres luego de sufrir una violación. De tantas formas que las mujeres podemos ser poderosas, pero a ellos solo se les ocurre esa... Cada vez que leo sobre esto me enoja un poco más. La ligereza con la que se toma, como si no fuera una huella que puede dejar consecuencias en la vida femenina, me sulfura. 
    El libro toca bastantes temas, a través de tropos podemos ver estas representaciones femeninas como lo haría uno de estos hombres famosos: como meros objetos sexuales. En donde toda clase de mujer, excepto una esposa (porque estas ya fueron usadas y domadas) tiene un sex appeal tan alto que, sin importar quién sea, a qué se dedique, su edad o rasgos, lo primero que va a ser notado en ellas serán sus pechos y la forma en que atrevidamente pretenden seducir a los hombres aunque estén sentadas en una esquina en su pijama más fofa, porque ellas saben que pasar las páginas de un libro con el dedo índice es una señal poco sútil de que necesitan un hombre en sus vidas. Un poco así.
    En lo general, concuerdo bastante con la autora, aunque quizás en algunos aspectos diferimos un poco. Uno de ellos es que tacha el termino girlboss, como uno que no debería usarse, desde que tampoco hay distinciones para boyboss. Y yo entiendo de dónde viene, pero también me parece importante que se resignifiquen los usos de las palabras. Para mí girlboss tiene el mismo feeling que poetiza. Sabemos que los hombres solían llamar poetizas a las poetas para minimizar sus escritos; sin embargo, muchas decidieron adoptar la palabra, hacerla propia y demostrar que una poetiza escribe tan bien e incluso mucho mejor que infinidad de hombres con el ego en el cielo. Así que, si los hombres pretenden rebajar y hacer nuestro trabajo más difícil solo al usar un término, voy a resignificar todo lo que se me atraviese.
    Con esto no pretendo decir (y no creo que Vondriska quisiera implicarlo, tampoco) que estos escritores sean misóginos per se, sino que quizás están repitiendo fórmulas del inconsciente colectivo que nos ha acompañado por siglos. Lo único que podría decirse con seguridad es que necesitamos, todos, los escritores, sentarnos a pensar qué clase de contenido estamos divulgando en nuestras historias, porque perpetuar ideas machistas, cosificar a la mujer en cada oportunidad e inventar cuanta forma ridícula puedan para hablar de sus cuerpos como si fueran objetos y no personas, deja mucho que desear.
    Sin ser el mejor libro sobre el tema, no me importaría recomendar.

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