5 feb 2023

This Book Kills, por Ravena Guron

 This Book Kills
Ravena Guron
2023
Misterio | Young Adult | Contemporáneo

There's a murderer on the loose in an elite boarding school... But who is going to be next? This Book Kills is the deadliest YA thriller of 2023, perfect for fans of Holly Jackson and Karen McManus. "I'll make it clear from the start: I did not kill Hugh Henry Van Boren. I didn't even help. Well, not intentionally." When Hugh Henry Van Boren, one of the most popular and richest kids in Jess Choudhary's school, is found dead, the student body is left reeling and wondering who the murderer could be... Jess, a student under strict instructions to keep her record clean or risk losing her scholarship, finds herself at the centre of the investigation when it's revealed that Hugh died in the exact same way as a character in a short story she wrote. And then Jess receives an anonymous text thanking her for the inspiration. With time running out, Jess knows if she doesn't solve this mystery she'll finally have something in common with Hugh Henry. She'll be dead too.
MI OPINIÓN
He llegado a la conclusión de que me gustan mucho los libros de misterio. Pero más del tipo: detective o policía, que no tiene nada que ver con la víctima, investiga un caso donde nada parece tener pies ni cabeza y, de repente, el perpetrador es alguien super random que no habíamos imaginado para nada dado que parecía realmente inocente. Eso, gente, eso me hace interesarme por la lectura que estoy teniendo.

Este es todo lo opuesto. 

Una prota de 16 o 17 años escribe para clase una historia a dos manos sobre asesinato muy particular. Se desarrolla en un bosque, en el que encuentran a la víctima asesinada con un trofeo y un mensaje, “Help me”. De hecho, parece demasiado rebuscado y nunca sabemos qué otra cosa pasa, por lo que la constante referencia me pareció más aburrida que un aporte real. La situación es que, uno de sus compañeros de clase, Hugh Van Boren, es encontrado asesinado de la misma forma que ella narró en su tarea. Además de eso, una serie de mensajes de agradecimiento y amenazas llegan a su teléfono, lo que la hace querer investigar quién pudo haber matado a su compañero valiéndose de su “creatividad”. 

Hay algo que me parece bien en toda esta trama, pero también es demasiado obvio (quien no lo sepa, vive bajo una piedra) y que, al final, se deja estar. El libro intenta demostrar que la corrupción existe. Ajá. Como si necesitáramos que nos recordaran que los ricos mueven el mundo y que incluso compran a las fuerzas de la ley para no tener consecuencias. Lo positivo de esto, es que no se muestra como algo que pueda cambiar un grupo de adolescentes, sino como algo con lo que se debe vivir. Lo que es realista.

Pero ya, no me gusta nada más. Y este único punto es tan mínimo o realmente influyente a la trama que ni siquiera da para subirle una estrella a lo que leí… 

La prota, Jess, no es una detective ni una policía. Es una niñita random, que, como todas las niñitas random de una historia YA se cree superior a las demás. No es solo la única y diferente entre todas las demás chicas que conoce, demasiado ruidosas, chismosas y que solo se preocupan por la moda, también es más inteligente y capaz que cada una de ellas y que la policía, por lo que siente que debe tomar el caso en sus manos, investigarlo como si no hubiera un mañana (ahora que lo pienso… ¿esta gente no tiene clases? ¿Cómo pueden dedicar tanto tiempo a dar pena por los rincones?)

La cuestión es que, por supuesto, no es muy sutil que digamos. Va de aquí para allá, acusando a todo el mundo por las razones más estúpidas que puede encontrar y, lo peor, es que se las cree. No es como que tenga una leve sospechita y diga: ah, puedes ser tú, pero dime tu coartada y miramos. Nop. Es: ah, tengo esta leve sospechita, por supuesto que esta persona sube al puesto número uno de asesinos. Era tan ridículo, que el primer 30% de la historia, antes de que yo misma me hiciera una idea de quién podía ser el asesino, cada vez que ella subía un personaje a su top uno, las razones por las que lo hacía me hacían eliminarlo a mí por completo de la lista de sospechosos. 

Jess va preguntando y acosando por ahí a todo el que mira extraño. También va contando sus hipótesis y descubrimientos en voz alta a donde quiera que va, sabiendo que el asesino se encuentra entre los estudiantes y que puede estar escuchando lo que dice. Pero eh, que es ella la que sabe. 

Y, quiero decir, esta idea de la niña jugando a la detective estaría bien si fuera para demostrar que no, que efectivamente una adolescente que solo piensa en muchachos y besuquearse, aunque lo quiera negar, no es material para hacer el trabajo de las autoridades y la gente especializada para ello. Esto explicaría todas las acusaciones sin sentido, al mínimo de relación o provocación. Pero no, al parecer el libro, todos los demás personajes y su propia persona, la toman en serio. 

Estos personajes no solo tienen el top de los nombres más tontos que he escuchado en mi vida:

Clementine-Tangerine Briggs, cuyos padres se dedican al negocio de las frutas y quizás pensaron que el crecimiento de su hija iba a ser proporcional al de la ganancia con la venta de tangerinas. 

Millicent Cordelia Calthrope-Newton-Rose, que pensó que era una de mis muñecas de infancia y decidió colocarse el nombre más extraño e innecesariamente largo que encontró. Mi teoría es que mezclaron papelitos en un frasco y quedó como quedó. 

Entre otros, de verdad. 

Sino que también tienen las excusas más idiotas para sentirse ofendidos y actuar como niños, como si no estuvieran bien cerquita de su adultez ya. 

A Millie le encanta hacer rabietas donde todo el mundo la vea, a Clem le gusta ir actuando como una tonta sin cerebro, pero de buen corazón, por todas partes. Hugh Van Boren se siente triste y ofendido porque le dijeron Hugh Van Boring, como si el peor de los insultos se tratase. Los chicos son todos simps, incluso los que no tienen razones para ser simps, además de tontos que no pueden pensar por sí mismos o hacer cosas sin ayuda femenina. Los que son adultos y pueden valerse por su cuenta están tirados a desaparecidos, incompetentes o padres a quienes sus hijos odian. 

Bien, en defensa de los hombres adultos, en realidad cualquier personaje mayor de dieciséis años brilla por su ausencia, incluso los profesores, aparente máxima autoridad de una institución educativa llegan a grado tal de negligencia que se quedan parados viendo como sus alumnos pelean. Y, para ser sincera, toda esta obra es incluso culpa de la poca seguridad que tienen. Diría que peor que en Hogwarts, al menos ahí no murió alguien dentro de la instalación. Quiero decir, un colegio lleno de chicos y chicas adolescentes y lo único que hacen los profesores es revisar una vez en la noche si hay un bulto por cama. Para ellos eso es indicador de que todo el mundo anda dormido, donde debe y nadie, nunca jamás, se va a levantar de ahí. Incluso si no es por posibles asesinatos, piensen en las posibles hormonas. Háblenme de cómo no están hasta el cuello de bebés, ese es un misterio más grande que el asesino de esta historia. 

Todo el trabajo lo hicieron los adolescentes. Asesinar, investigar, descubrir y parar al asesino. Por eso siempre he dicho que la eficiencia está en los jóvenes. 

Otra cosa que no me gustó fue el incesante comentario villano. Cuando llegó la hora de la revelación, el asesino tenía a Jess lista para hacerla carnita y salir rápidamente del lugar para que nadie pudiera asociarle con el crimen. Pero lo que se puso a hacer fue a contarle todo su plan malvado y responderle preguntas a lo menso gastando tiempo. 

Miren, cuando es una historia en la que el malo puede estar confiado porque, no sé, tiene al héroe en su cueva mística en la que nadie más puede entrar o ya de paso es la única persona que queda viva, contar tu historia y planes villanos está bien. Tonto, pero bien. Pero, cuando estas en una escuela llena de niños que pueden pasar por donde estás en cualquier momento, tu victima puede gritar super fuerte o puede correr a donde haya más personas, no te quedas narrando tu existencia mientras esa persona encuentra una forma de deshacerte de ti o sucede lo inevitable: alguien más pasa por el lugar. ¿Qué les enseñan a los malos en la escuela hoy día? 

La historia se cuenta a través del diario de terapia de Jess, así que al principio ya sabemos que ella anda vivita y coleando a pesar de las amenazas de muerte, lo que no ayuda a generar tensión mientras vamos leyendo lo que le sucede. Para repetir tanto que su mejor clase es inglés, su narración es bastante plana y desordenada. Bien se pueden leer solo los diálogos y la historia se entendería perfectamente, sin que nos faltaran detalles. 

Al final, me encontré leyendo y terminando la historia por un misterio que nunca revelaron, porque al parecer ni siquiera existió: el de la prota. Incluso cuando ella misma, narradora de su historia, lo niega, creí que era sencillamente el recurso narrativo y que en el futuro sabríamos qué ocultaba y por qué se negaba a decirlo, pero no. ¿Por qué si quiera la amenazaron con que contara su secreto a la policía o sería la siguiente muerta? ¿El asesino nunca pensó que amenaza de tal calibre cuando la prota no tiene un secreto haría que se interesara más en el caso y en buscar al culpable que en dejarlo estar y seguir con su vida? Después de todo, incluso si su historia inspiró el asesinato, ella no tenía ninguna otra cosa qué ver ahí…

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29 ene 2023

Bear, Otter, and The Kid, por TJ Klune

 Bear, Otter, and the Kid
TJ Klune
2011
Romance | Contemporáneo
The Seafare Chronicles
1. Bear, Otter, and the Kid | 2. Who We Are | 3. The Art of Breathing | 4. The Long and Winding Road

Three years ago, Bear McKenna’s mother took off for parts unknown with her new boyfriend, leaving Bear to raise his six-year-old brother Tyson, aka the Kid. Somehow they’ve muddled through, but since he’s totally devoted to the Kid, Bear isn’t actually doing much living. With a few exceptions, he’s retreated from the world, and he’s mostly okay with that - until Otter comes home. Otter is Bear’s best friend’s older brother, and as they’ve done for their whole lives, Bear and Otter crash and collide in ways neither expect. This time, though, there’s nowhere to run from the depth of emotion between them. Bear still believes his place is as the Kid’s guardian, but he can’t help thinking there could be something more for him in the world ... something or someone.
MI OPINIÓN
Una vez leí una etiqueta en ao3 que decía “friends to enemies to friends to lovers” y pensé “bah, que aburrido debe ser leer una historia que tiene tantos altibajos”, claramente soy una persona que aprecia el fluff sobre todas las demás cosas. Creo que no había entendido esa etiqueta hasta este libro, el que les puedo adelantar que valió cada maldito segundo. 

La historia se centra en Derrick, mejor conocido como Bear, (¿y vemos este patrón antiguo de Klune a llamar a sus protas como animales? Ahora se decanta por los monosílabos, pero creo que ambas facetas son encantadoras), quien ha tenido que criar a su hermano menor desde que tiene uso de razón, porque su madre es negligente y finalmente decide abandonarlos cuando Bear tiene 17 años, dejándolo a cargo de todo. 

Bear está un poquito enamorado del hermano mayor de su mejor amigo, Otter; sin embargo, no puede admitirlo. Porque tiene novia, porque no tiene tiempo para pararse a descubrirse a sí mismo, porque Otter es como familia y está muy enojado con él por dejarlos, como hizo su madre. La diferencia, es que Otter volvió y está tan enamorado de Bear, y está dispuesto a estar a su lado por siempre, sin importar a qué lo lleve eso. 

Evite leer esta historia por bastantes años (la conozco y la tengo desde que leí por primera vez Wolfsong, años de los años) por prejuicios tontos, añadiendo las portadas horribles (perdón, es cuestión de gustos) que tiene esta saga. Sin embargo, sabía que me iba a parecer muy buena. Mi único motivo para posponerla tanto era que seguramente me pondría muy triste, lo que efectivamente hizo. 

No puedo evitar sentirme como un fracaso cuando leo esta historia, porque Bear es un chico muy juicioso, con mucha motivación, a pesar de todo. Teniendo solo 17 se hizo cargo no solo de él mismo, sino también de su hermanito de forma efectiva y, luego estoy yo, con 23, no salgo de mi casa, ¾ de la población mundial me caen mal incluso si no los conozco y le tengo un miedo aterrador al trabajo y a depender de mí misma. Luego recuerdo que el vato tiene problemas de comunicación serios y se me pasa. 

Esta es una historia centrada en el romance y drama alrededor de él es lo único que obtendremos

Por un lado, porque Bear se está descubriendo a sí mismo después de veintiún años de pensar que es heterosexual. La cantidad de veces que se dice a sí mismo al principio que “no soy así” es exorbitante. Obviamente hay un poco de homofobia internalizada en la que la verdad no se ahonda mucho, lo que también es normal, porque la estigmatización y el prejuicio contra las personas de la comunidad LGBT son profundas incluso hoy, imagínense hace 10 años. Klune llega a utilizar en forma de broma expresiones que aluden a que el pasivo es la mujer en la relación y, aunque estoy segura de que no se hizo con mala intención dentro del libro ni por parte del autor, todavía son palabras que llegan a descolocar un poco. 

También el mejor amigo de Bear, Creed, se refiere constantemente a su hermano como “marica”, situación que se remedia después con bastante fluidez y sentido, gracias a todos los dioses, porque sí que me estaba molestando. Esta situación en particular llegó a generarme un poco de dificultad para conectar con Creed, a quien siempre nos describieron como el mejor amigo perfecto, pero yo, al verlo tan suelto de lengua y desubicado, no encontré en él ningún apoyo para lo que le estaba aconteciendo a Bear, quien, cuando necesitaba, buscaba ayuda en cualquiera excepto en él. 

Posteriormente, se da el drama porque Bear y Otter no saben comunicarse. Mejor dicho, Bear está estreñido sentimentalmente y las palabras de amor y de necesidad no son capaces de abandonar su boca ni aunque le estén apuntando con un arma. Anteriormente he dicho que no me gusta este tipo de dinámica, pero en esta ocasión creo que fue bien llevada. Es decir, lo personajes no se están haciendo ideas falsas en su cabeza por su cuenta y complicando con ello el panorama, sino que están omitiendo. Además, esta situación en particular no dura mucho, se resuelve rápidamente. 

Lo que más peso tiene en el desarrollo de la relación de Bear y Otter son dos personas: Anna, la novia de Bear; y Creed, el hermano de Otter y mejor amigo de Bear. No solo por sus dinámicas actuales, sino porque todos han sido amigos desde siempre. Anna es la única novia que ha tenido Bear desde que era un niño. Creed su soulmate. Creo que incluso hubo un chiste sobre que se habían jurado hermandad, eso me puso muy soft. Entonces, desencajar estas dinámicas resulta ser la parte más difícil, porque no es solo una relación la que podría perderse, sino todo lo que conoce y le queda a Bear, quien, gracias a su madre, ya tiene problemas de abandono. Imagínense qué sentirían ustedes si todos los que conocen y en los que confían desaparecen al mismo tiempo porque te enamoraste… Joder, es muy duro. Y Klune retrata este sentimiento de forma magistral por medio de las pesadillas de Bear, en las que todo el mundo lo deja y él se siente impotente y no lo suficientemente fuerte para aferrarse con valentía a ellos. 

Obviando la forma en la que ya mencioné que se trataba la homosexualidad en este grupo, todo el resto de interacciones entre estos chicos eran realmente lindas. Siempre he admirado de la forma tan asombrosa que tiene Klune de convertir a las personas en sus obras en una gran familia de apoyo emocional y momentos tiernos. Este grupo no es la excepción. Sin duda, todo el mundo se quiere. Sin duda, todo el mundo vendería su alma al diablo para proteger a Ty, el hermanito de Bear. Y el chico, a pesar de que tiene nueve años y que es tal vez demasiado maduro para su edad, lo que resulta poco convincente, aunque no soy nadie para opinar, los quiere de vuelta con la misma intensidad y sin avergonzarse ni siquiera un poco por todo ese amor que recibe sin importar el lugar. 

Algo que me molestó un poco, pero es recurso estilístico de Klune y se lo he visto en casi todos sus libros, es que empieza con una idea que llama mucho la atención y luego se desvía a dos o tres horas o días antes para darnos contexto de lo que sucedió. No, tipo. O sea, se supone que ya nos vienes narrando linealmente, no me hagas esto y juegues con mis ganas de saber, porque a veces no tengo tiempooo. No es este recurso per se el que me molesta, sino que siento que aquí se utilizó demasiado y ya estaba desesperada porque quería saber qué estaba pasando en el presente, no en el pasado. Es un poco cosa mía, porque odio mucho los flashbacks. 

Ya por el final, la historia se vuelve un poco melodramática. Como cuando en tu telenovela al personaje principal ya le está yendo de maravilla, así que deben darle tres enfermedades potencialmente mortales y hacer que le atropelle un carro para que pierda la memoria, excepto que no utilizaron estos tropos sino otros que no adelantaré, por si quieren leerlo. Me decanto por asumir que esto fue premeditado porque Klune quería vender más libros y quería dejar el final lo suficientemente abierto metiendo giros de trama en el último 20% que eran imposibles de arreglar en lo que corresponda ese porcentaje a un libro de 350 páginas. 

Pero bien. Puedo aceptar que la historia no es una maravilla; sin embargo, es bastante encantadora y entretenida. Y sí, ese final me hace desear correr a coger la siguiente entrega, lo que me obligaré a posponer hasta mis vacaciones de mitad de año para poder disfrutar como se debe.

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